Prisionera de Silantius, Katya es una sanitaria a la que formó su madre, una médica de verdad. Al principio parece callada e insegura, pero lo cierto es que es muy asertiva y se toma muchas molestias para ayudar en todo lo que puede.
A Katya la acompaña su hija Nastya, una niña a la que le fascina todo cuanto la rodea y siempre quiere aprender más. Acostumbrada a los horrores del mundo en el que vive, sus maravillas y su belleza la siguen cautivando y llega incluso a ver a los mutantes voladores llamados demonios «majestuosos y bellos».